Salmos 131: Explicación, Comentario y Análisis

Salmo 131

  1. Cántico gradual: de David. SEÑOR, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; Ni anduve en grandezas, Ni en cosas para mí demasiado sublimes.
  2. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma, Como un niño destetado de su madre: Como un niño destetado está mi alma.
  3. Espera, oh Israel, en el SEÑOR Desde ahora y para siempre.

Explicación del Salmo 131

El Salmo 131 es un cántico de humildad y confianza en Dios, atribuido al rey David. En el primer versículo, David expresa su humildad al declarar que no se ha envanecido ni ha buscado cosas demasiado sublimes. Este versículo resalta la importancia de mantener una actitud humilde y modesta, reconociendo nuestras limitaciones humanas y la grandeza de Dios.

Comentario del Salmo 131

El segundo versículo utiliza una poderosa imagen de un niño destetado para describir la paz y la tranquilidad que siente el salmista. Al igual que un niño que ya no depende del alimento de su madre y encuentra consuelo en su cercanía, el salmista ha aprendido a encontrar reposo en la presencia de Dios. Esta metáfora subraya la importancia de confiar plenamente en Dios y encontrar paz en su voluntad.

Análisis del Salmo 131

En el tercer versículo, el salmista llama a Israel a esperar en el SEÑOR desde ahora y para siempre. Esta exhortación final refuerza el mensaje de confianza y dependencia en Dios, no solo a nivel individual, sino también a nivel comunitario. Es un recordatorio de que la esperanza y la confianza en Dios deben ser constantes y eternas.

Conclusión

El Salmo 131 nos enseña sobre la humildad, la tranquilidad del alma y la confianza inquebrantable en Dios. Es un llamado a dejar de lado el orgullo y las ambiciones desmedidas, y a encontrar paz en la dependencia total del SEÑOR. Al meditar en este salmo, somos invitados a cultivar una relación de confianza y humildad con Dios, similar a la de un niño con su madre.