Salmo 70: Explicación, Comentario y Análisis

Salmo 70

  1. Al Músico principal: Salmo de David, para conmemorar. OH Dios, acude á librarme; Apresúrate, oh Dios, á socorrerme.
  2. Sean avergonzados y confusos Los que buscan mi vida; Sean vueltos atrás y avergonzados Los que mi mal desean.
  3. Sean vueltos, en pago de su afrenta hecha, Los que dicen: ­Ah! ­ah!
  4. Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; Y digan siempre los que aman tu salud: Engrandecido sea Dios.
  5. Yo estoy afligido y menesteroso; Apresúrate á mí, oh Dios: Ayuda mía y mi libertador eres tú; Oh SEÑOR, no te detengas.

Explicación

El Salmo 70 es una súplica ferviente de David pidiendo ayuda y liberación inmediata de sus enemigos. Este salmo refleja un momento de gran necesidad, donde David clama a Dios para que intervenga rápidamente en su favor. La urgencia en sus palabras destaca la desesperación y la confianza absoluta en que solo Dios puede salvarle. Las primeras líneas establecen el tono de la oración, con David pidiendo a Dios que acuda a su rescate.

Comentario

El comentario sobre el Salmo 70 enfatiza la estructura del salmo como una oración corta pero intensa, que combina súplica y esperanza. David no solo pide la derrota de sus enemigos, sino también que aquellos que buscan a Dios puedan regocijarse y ser bendecidos. Esta dualidad refleja una profunda fe en la justicia divina: mientras que los malvados enfrentan la vergüenza y el fracaso, los justos experimentan alegría y alabanza.

El versículo 4, en particular, subraya un aspecto positivo y comunitario de la fe: “Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan”. Esto indica que, más allá de su situación personal, David tiene en mente el bienestar y la felicidad de todos los fieles que buscan a Dios.

Análisis

El análisis del Salmo 70 revela su propósito como una oración para momentos de necesidad urgente. Es un modelo de cómo un creyente puede expresar tanto su dependencia de Dios como su confianza en que Dios responderá. La repetición de la súplica por rapidez (“Apresúrate, oh Dios”) resalta la desesperación de David y su certeza de que la ayuda divina es inminente.

Además, la conclusión del salmo en el versículo 5, donde David reconoce su propia aflicción y necesidad, contrasta con la poderosa declaración de fe: “Ayuda mía y mi libertador eres tú; Oh SEÑOR, no te detengas”. Esto encapsula la fe de David en Dios como su único salvador, dispuesto a intervenir a su favor.

Este salmo es particularmente útil para quienes buscan consuelo en tiempos de angustia, recordando que es apropiado y efectivo clamar a Dios en busca de ayuda inmediata y confiar en Su salvación y justicia.